En el año 2014, Crimea fue objeto de una crisis que conmocionó al mundo entero. Rusia anexó esta Región autónoma ucraniana después de un referéndum en el que supuestamente la mayoría de los ciudadanos votaron a favor de la unificación con la Federación Rusa.
La comunidad internacional reaccionó con alarma y repudio. Los países occidentales, en especial Estados Unidos y la Unión Europea, impusieron sanciones económicas dirigidas al Gobierno ruso y a los líderes ucranianos que apoyaron la anexión. A pesar de esto, la anexión se mantuvo.
El conflicto por Crimea se remonta a la caída del Presidente ucraniano Viktor Yanukovich en febrero de 2014 después de meses de protestas populares. Yanukovich, elegido en elecciones controvertidas, había acercado a Ucrania a Rusia mientras alejaba del país de la Unión Europea. Esto despertó la ira de gran parte de la población de Ucrania que exigía una mayor integración con Europa.
Después de la salida de Yanukovich, un nuevo Gobierno pro-europeo asumió el poder en Kiev. Sin embargo, la mayoría de la población de Crimea es de habla rusa y muchos se sentían más cercanos a Moscú que a Kiev. Rusia aprovechó esta situación para justificar la anexión.
El territorio de Crimea ha sido objeto de disputa entre diferentes países e imperios durante siglos. Esta península se encuentra ubicada al sur de Ucrania y al oeste de Rusia. En 1954, el gobierno de la URSS decidió ceder Crimea a Ucrania, como parte de una estrategia para fortalecer los lazos entre las diferentes repúblicas soviéticas.
Tras la implosión de la Unión Soviética en 1991, Ucrania se convirtió en un país independiente, aunque mantuvo la soberanía sobre Crimea. Sin embargo, desde ese momento, la población de origen ruso ha venido expresando su deseo de unirse a Rusia.
En 2014, el presidente ucraniano Viktor Yanukóvich se vio obligado a abandonar el poder tras una serie de protestas populares. En medio de la incertidumbre política, Rusia aprovechó la situación para anexarse Crimea, argumentando que se trataba de un territorio históricamente ruso y que la población local deseaba la unión con Moscú.
Este hecho desató una profunda crisis internacional, con numerosas condenas por parte de países del occidente y la imposición de sanciones económicas contra Rusia. Sin embargo, hasta la fecha, la mayoría de los habitantes de Crimea parecen estar satisfechos con la decisión de su unión a la Federación Rusa.
El proceso de anexión de Crimea por parte de Rusia comenzó en febrero de 2014, tras las protestas de la población prorrusa de la península y la destitución del presidente ucraniano Yanukóvich.
En un primer momento, se envió a la península a un contingente militar ruso sin identificación y se realizaron un referéndum en la región, con el objetivo de preguntar acerca de la reintegración de Crimea como parte de la Federación de Rusia.
A pesar de no contar con la aprobación de la comunidad internacional y de la insistencia del gobierno ucraniano, Rusia finalmente ejerció su soberanía sobre la península y la incorporó a su territorio. Esto desató una grave crisis internacional y tensó las relaciones entre Moscú y varios países occidentales.
A día de hoy, la anexión sigue siendo objeto de controversia y las sanciones sobre Rusia continúan vigentes por parte de EU y la UE, pero el Kremlin ha ratificado su postura y se mantiene firme en su decisión de retener la península de Crimea.
El año 2014 fue uno de los más turbulentos de la historia de Ucrania. Las protestas en la plaza Maidan en la capital, Kiev, comenzaron en noviembre de 2013 después de que el presidente Viktor Yanukovich abandonara un acuerdo comercial con la Unión Europea en favor de estrechar los lazos con Rusia. Los manifestantes exigían una mayor integración con Europa y la dimisión del presidente Yanukovich.
Las protestas se intensificaron en febrero de 2014 después de que la policía abriera fuego contra los manifestantes en Maidan, provocando la muerte de 100 personas. Esto llevó a la destitución del presidente Yanukovich y la formación de un gobierno provisional. La crisis en Ucrania se agravó después de que Rusia anexara la península de Crimea, que había sido parte de Ucrania desde 1954.
En respuesta, la Unión Europea y Estados Unidos impusieron sanciones económicas a Rusia, lo que exacerbó la ya precaria situación económica de Ucrania. En el este del país, , que se intensificó a medida que las regiones de Donetsk y Lugansk declararon su independencia de Ucrania y se unieron a la Federación Rusa.
El año 2014 fue un momento crítico para Ucrania, con protestas, destituciones, anexiones y enfrentamientos violentos. A raíz de estos eventos, el país tuvo que lidiar con la crisis económica y política, así como con la pérdida de territorio ante Rusia.