El arte degenerado fue una categoría creada por el régimen nazi en Alemania en la década de 1930. Esta etiqueta se aplicó a la obra de aquellos artistas considerados subversivos o extravagantes por su estilo o temática.
Los nazis utilizaron el arte degenerado como una herramienta de propaganda y control social. Buscaban establecer un arte "puro" y "verdadero" que reflejara los valores supremacistas de la ideología nazi. Para ello, llevaron a cabo una campaña de desprestigio contra las corrientes artísticas modernas y vanguardistas, que consideraban un peligro para la moral y la cultura de la sociedad alemana.
Entre los artistas incluidos en la categoría de arte degenerado se encontraban algunos de los más innovadores y revolucionarios de la época, como Pablo Picasso, Wassily Kandinsky, Marc Chagall y Paul Klee, entre otros. Sus obras fueron censuradas, confiscadas, exhibidas de manera humillante en exposiciones públicas e incluso destruidas.
El arte degenerado refleja la intolerancia y la represión cultural de un régimen totalitario que buscaba imponer sus valores y su visión del mundo por la fuerza. Sin embargo, también representa la resistencia y la creatividad de aquellos artistas que se atrevieron a desafiar las convenciones y a explorar nuevas formas de expresión artística y social.